domingo, 16 de octubre de 2016

El día que Tom Wolfe pudo leer El Mundo (u otros periódicos españoles)




El 17 de marzo de 2016, el periódico El Mundo llevó a portada seis temas. Cuatro de ellos trataban sobre política nacional, el quinto anticipaba un reportaje cultural sobre la presencia del español en Puerto Rico y el sexto, destacado sobre el resto por tener el privilegio de ser la única imagen de portada, era la historia de un joven al que se le había denegado una beca de estudios… ¿La historia de un joven al que se le deniega la beca de estudios protagonizando la portada? ¿Cuántos estudiantes no se encuentran en esa misma situación cada año y no pasan de ser meras estadísticas que se pierden en las páginas de política educativa? ¿¿¿Qué es esto, en nombre de Cristo???, podría haber repetido Tom Wolfe 54 años después, si ese día hubiese leído el rotativo español.
Cuando su hermana se tragó la lengua por la onda expansiva de la bomba y el Ejército sirio le reclutó para la guerra, Youssef Abu Alhassan decidió huir. Hoy, dos años después, este refugiado vive solo en Madrid con 357 euros, estudia gracias a donaciones privadas y tiene nota de sobresaliente, pero Ministerio y Comunidad le niegan la beca. 
Así arrancaba la historia de este joven al que efectivamente se le había denegado una beca pero que claramente no era un joven cualquiera. “Youssef, 20 años de edad, cuatro idiomas, sirio-palestino con estatuto de refugiado, habitante de centro de acogida en Madrid hasta el 31 de mayo, hijo de familia asilada en Suecia y Alemania desde este verano, matriculado en Grado Superior de Eficiencia Energética gracias a las donaciones privadas y a la rebaja del centro donde estudia y cachorro de ingeniero futuro” posaba en la portada de El Mundo con su boletín de notas, que acreditaba su sobresaliente, mientras el periodista Rafael J. Álvarez detallaba su historia y exponía su conflicto con las autoridades educativas españolas:
El Ministerio de Educación, que sí le dio la ayuda en 2015, se la niega por «no determinar sus ingresos» y la Comunidad de Madrid porque «no gana más de 9.000 euros», no demuestra la «composición» de su familia y no hizo aquí el Bachillerato, pese a que le fue convalidado. En mayo se quedará en la calle. 
En realidad, al leer este reportaje, Tom Wolfe no habría repetido aquello de ¿Qué es esto, en nombre de Cristo?, que pensó en otoño de 1962 cuando cogió la revista Esquire y leyó el artículo Joe Louis: el Rey hecho Hombre de Edad Madura porque inmediatamente habría reconocido la historia de Youssef como una de esas historias humanas que de vez en cuando se cuelan en los periódicos, directas herederas del periodismo que él y otros protagonizaron y encumbraron en los años sesenta y setenta en Estados Unidos, conocido como Nuevo Periodismo. Si acaso, el autor de El coqueto aerodinámico rocanrol color caramelo de ronPonche de ácido lisérgicoLa Banda de la Casa de la Bomba y otras crónicas de la Era Pop y La izquierda exquisita & Mau-Mauando al parachoques, entre otros reportajes, habría sonreído y se habría sentido bastante satisfecho de la estela, medio siglo después, de aquel movimiento que revolucionó el periodismo en todo el mundo.

A buen seguro, eso es lo que sintieron muchos de los lectores del diario aquella jornada y, sin embargo, esta apreciación debería ser revisada tan solo 24 horas después. Efectivamente, el 18 de marzo de 2016, el periódico El Mundo, que en esos momentos dirigía David Jiménez, llegaba a los quioscos de calle y digitales anunciando un detalle más sobre esta historia. De nuevo, en portada, anunciaba lo siguiente: “El refugiado Youssef ya tiene su beca”. Y daba los detalles:
Fuentes de la Consejería de Educación que dirige Rafael Van Grieken han explicado a EL MUNDO que el joven "no cumplía los requisitos" exigidos, que fueron publicados en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid el 31 de marzo de 2015. Reconocen que estos requisitos han quedado superados por una nueva realidad, la de los refugiados, que se ha intensificado desde el verano pasado. Pero defienden que, en el caso de Youssef, lo que no podían hacer era saltarse las condiciones de acceso a las becas. 
Sin embargo, la Consejería ha encontrado un plan B, después de que EL MUNDO publicara la noticia: "Lo que no podemos hacer es incumplir los requisitos, pero sí podemos abrir una convocatoria extraordinaria en 2016 para atender casos de este tipo, que antes no existían". Así que, en esta nueva convocatoria, los requisitos estarán detallados de tal forma que Youssef pueda disfrutar de una beca este mismo curso. 
La Consejería de Educación ha prometido, además, que, para el próximo curso 2016/2017, la convocatoria de estas becas para Formación Profesional de Grado Superior "incluirá casos excepcionales" como el de Youssef. Se tendrá en cuenta de forma especial la condición de "refugiados", "víctimas de violencia de género", "víctimas del terrorismo" y "niños en acogida". 
Por último, la Comunidad de Madrid se ha comprometido a "revisar requisitos" exigidos para disfrutar de las actuales becas, como la obligación de no ganar más de 9.000 euros o el tener que haber estudiado Bachillerato o FP de Grado Medio en centros de la Comunidad de Madrid. Son conscientes de que la realidad ha cambiado y su deseo es que "en estos casos nadie se quede fuera". 
(…) 
Mientras tanto, el Ministerio de Educación asegura que la beca a Youssef ya le fue concedida hace unos días; en concreto, el pasado día 4, aunque reconoce que la decisión se tomó de forma interna y no se lo notificaron.
¿¿¿Qué demonios pasa???, podría haber murmurado, de nuevo Tom Wolfe, mientras intentaba comprender por qué, mientras habitualmente se tarda años o legislaturas enteras en cambiar pequeñas cláusulas de leyes, en esta ocasión había bastado con que un periódico publicara la historia de un refugiado sirio para modificar una norma en solo unas horas. Aunque bien pensado, el autor de Elegidos para la gloriaLa palabra pintada & ¿Quién teme al Bauhaus feroz? o El Periodismo Canalla, nunca se habría hecho esa pregunta sino que habría golpeado el suelo con su bastón, ba-ram-ba-ram-ba-ram-ba-ram, al tiempo que, ufano, habría soltado…: ¡Os avisé! ¡Os dije que los periodistas disponían ya de todo el combustible técnico para contar historias y que le sacarían el máximo partido! ¡He aquí un ejemplo, Pequeñas Momias! y mientras emitiría sonoros Hmmm Hmmm Hmmm se interrogaría para sus adentros: ::::::::::::¿Es posible que lo mejor esté aún por llegar…?:::::::::::::: ::::::::::::¿…?:::::::::::::: 

sábado, 8 de octubre de 2016

Perfiles que muestran cómo se llega al fracaso o se alcanza la gloria en política


La actualidad ha querido que esta semana coincidieran en la prensa española cuatro personajes que se encuentran en momentos muy distintos de su trayectoria pública: Pedro Sánchez (ex secretario general del PSOE); Javier Fernández (presidente de la gestora del PSOE); Antonio Guterres (recién elegido secretario general de la ONU) y José Manuel Santos (nombrado Premio Nobel de la Paz).

Para entender por qué cada uno de ellos ha llegado a protagonizar el momento que lo ha convertido en noticia en estos días hay que leer los perfiles que se han publicado en los distintos diarios. Son retratos con perspectiva que, al mismo tiempo, pueden considerarse un breve manual de instrucciones de cómo fracasar o alcanzar la gloria en política.

Sobre Pedro Sánchez recomiendo:
Y para conocer a la persona que los socialistas han elegido para presidir la gestora sugiero:
La elección de Antonio Guterres como secretario general de la ONU ha obligado a los periódicos a recordar quién es esta figura, subrayando los aspectos que le han llevado hasta la que parece era su meta. Aconsejo:
Finalmente, la gloria la ha alcanzado el presidente de Colombia, que ha recibido esta semana el premio Nobel de la Paz. En estos reportajes se descubren las claves:
Leía esta semana unas declaraciones del director del Washington Post en las que hablaba de las nuevas narrativas que están surgiendo y de la necesidad de presentar las historias en formatos que tengan en cuenta la manera en la que la gente consume hoy la información y al releer ahora estos perfiles, escritos prácticamente en el instante en el que se produce la noticia, me preguntaba de qué modo este tipo de reportajes van a evolucionar en esas nuevas narrativas.
GuardarGuardar

Cómo se llega al fracaso o se alcanza la gloria en política


La actualidad ha querido que esta semana coincidieran en la prensa española cuatro personajes que se encuentran en momentos muy distintos de su trayectoria pública: Pedro Sánchez (ex secretario general del PSOE); Javier Fernández (presidente de la gestora del PSOE); Antonio Guterres (recién elegido secretario general de la ONU) y José Manuel Santos (nombrado Premio Nobel de la Paz).

Para entender por qué cada uno de ellos ha llegado a protagonizar el momento que lo ha convertido en noticia en estos días hay que leer los perfiles que se han publicado en los distintos diarios. Son retratos con perspectiva que, al mismo tiempo, pueden considerarse un breve manual de instrucciones de cómo fracasar o alcanzar la gloria en política.

Sobre Pedro Sánchez recomiendo:
Y para conocer a la persona que los socialistas han elegido para presidir la gestora sugiero:
La elección de Antonio Guterres como secretario general de la ONU ha obligado a los periódicos a recordar quién es esta figura, subrayando los aspectos que le han llevado hasta la que parece era su meta. Aconsejo:
Finalmente, la gloria la ha alcanzado el presidente de Colombia, que ha recibido esta semana el premio Nobel de la Paz. En estos reportajes se descubren las claves:
Leía esta semana unas declaraciones del director del Washington Post en las que hablaba de las nuevas narrativas que están surgiendo y de la necesidad de presentar las historias en formatos que tengan en cuenta la manera en la que la gente consume hoy la información y al releer ahora estos perfiles, escritos prácticamente en el instante en el que se produce la noticia, me preguntaba de qué modo este tipo de reportajes van a evolucionar en esas nuevas narrativas.
GuardarGuardar

sábado, 2 de julio de 2016

Preguntando a Svetlana Aleksiévich, Premio Nobel de Literatura 2015


 ¿Revitalizará su Nobel el interés de los medios por el relato humano, de la gente común, por el periodismo narrativo? ¿Tiene algún consejo para los medios?, le pregunté a Svetlana Aleksiévich durante su conferencia en el Espacio Fundación Telefónica el pasado 17 de mayo.

— Me gustaría que esto sucediera. Pero no sabemos qué va a pasar. El libro La guerra no tiene rostro de mujer lo publicaron fuera de Rusia porque en allí lo consideraban pacifista y naturalista. Lo publicaron en China donde eran famosos los batallones femeninos, muy guerreros. Me impresionó mucho que este libro lo leyeran estas mujeres. Mi maestro Ales Adamovich decía que aquello que escribimos, una vez escrito, ya está fuera de nuestro control, se lanza a la vida y no sabemos qué vida va a tener. Ninguno lo podemos predecir. Lo único que tenemos que intentar es estar siempre al lado de la gente, tenemos que apoyar a la gente, apoyar el amor, lo humano, y no podemos ir más allá. Hoy es absolutamente inútil intentar pronosticar el futuro. El futuro siempre va a ser más complejo de lo que lo imaginamos, me respondió la Nobel. 



sábado, 9 de enero de 2016

Alfonso Armada y su victoria en la guerra de Bosnia

Sarajevo (Alfonso Armada)
He leído y releído estas navidades el libro Sarajevo. Diarios de la guerra de Bosnia, de Alfonso Armada. Un libro que recopila sus crónicas publicadas en el diario El País entre el 19 de agosto de 1992 y el 26 de julio de 1993, consecuencia de tres viajes realizados por el periodista a la guerra de la antigua Yugoslavia, y los diarios personales que escribió durante estos viajes.

Y he tenido que releerlo porque si bien en la primera lectura he saciado mi curiosidad por conocer lo que en él se recuerda y cuenta sobre el conflicto, he sentido la necesidad de enfrentarme al texto en un segundo momento para detenerme en las reflexiones que esta obra aporta sobre el ejercicio de la profesión. Y no me refiero solo a las circunstancias en las que los periodistas desarrollan su trabajo cuando cubren conflictos bélicos (relaciones con sus medios, riesgos vitales, relaciones con sus fuentes, dificultades de acceso a la información, búsqueda constante de la realidad que refleje la dimensión de lo que pasa y el modo mejor de hacerlo) sino a esas otras cuestiones que a veces atormentan a los buenos periodistas: por qué y para qué escribir.

Los textos que Armada recopila en este libro han sido escritos con objetivos diferentes: informativo y público, en el caso de las crónicas publicadas en El País; personal y privado, en el caso de los diarios. Y, ahora, al publicarlos conjuntamente, se logra establecer un dialogo entre ambos que arroja un sinfín de preguntas y sugiere alguna respuesta.

Las preguntas las encontramos sobre todo en las entradas del diario del periodista que duda sobre su papel en esa guerra, que no oculta su rabia y frustración, que ansía comprender (“no consigo entender qué es lo que ocurre en este país”), que reconoce sus limitaciones para reflejar lo que ve (“palabras que no dicen todo lo que ocurre”) y que se pregunta por el sentido de lo que hace. La respuesta emerge cuando sus notas se convierten en los relatos de tantos y tantos nombres que aparecen en sus crónicas, convertidas ya en testimonios imborrables para la historia.

¿Para qué escribir?, se pregunta reiteradamente Armada a lo largo de estas páginas. “Escribir no es un alivio, no sirve para nada. Pero escribo contra el olvido del mundo y contra mi propio olvido”.

Los relatos de Alma, Gabriela, Edo, Lidia… y tantos y tantos otros... Esa fue la pequeña gran victoria de Alfonso Armada en la guerra de Bosnia.