sábado, 9 de enero de 2016

Alfonso Armada y su victoria en la guerra de Bosnia

Sarajevo (Alfonso Armada)
He leído y releído estas navidades el libro Sarajevo. Diarios de la guerra de Bosnia, de Alfonso Armada. Un libro que recopila sus crónicas publicadas en el diario El País entre el 19 de agosto de 1992 y el 26 de julio de 1993, consecuencia de tres viajes realizados por el periodista a la guerra de la antigua Yugoslavia, y los diarios personales que escribió durante estos viajes.

Y he tenido que releerlo porque si bien en la primera lectura he saciado mi curiosidad por conocer lo que en él se recuerda y cuenta sobre el conflicto, he sentido la necesidad de enfrentarme al texto en un segundo momento para detenerme en las reflexiones que esta obra aporta sobre el ejercicio de la profesión. Y no me refiero solo a las circunstancias en las que los periodistas desarrollan su trabajo cuando cubren conflictos bélicos (relaciones con sus medios, riesgos vitales, relaciones con sus fuentes, dificultades de acceso a la información, búsqueda constante de la realidad que refleje la dimensión de lo que pasa y el modo mejor de hacerlo) sino a esas otras cuestiones que a veces atormentan a los buenos periodistas: por qué y para qué escribir.

Los textos que Armada recopila en este libro han sido escritos con objetivos diferentes: informativo y público, en el caso de las crónicas publicadas en El País; personal y privado, en el caso de los diarios. Y, ahora, al publicarlos conjuntamente, se logra establecer un dialogo entre ambos que arroja un sinfín de preguntas y sugiere alguna respuesta.

Las preguntas las encontramos sobre todo en las entradas del diario del periodista que duda sobre su papel en esa guerra, que no oculta su rabia y frustración, que ansía comprender (“no consigo entender qué es lo que ocurre en este país”), que reconoce sus limitaciones para reflejar lo que ve (“palabras que no dicen todo lo que ocurre”) y que se pregunta por el sentido de lo que hace. La respuesta emerge cuando sus notas se convierten en los relatos de tantos y tantos nombres que aparecen en sus crónicas, convertidas ya en testimonios imborrables para la historia.

¿Para qué escribir?, se pregunta reiteradamente Armada a lo largo de estas páginas. “Escribir no es un alivio, no sirve para nada. Pero escribo contra el olvido del mundo y contra mi propio olvido”.

Los relatos de Alma, Gabriela, Edo, Lidia… y tantos y tantos otros... Esa fue la pequeña gran victoria de Alfonso Armada en la guerra de Bosnia.